jueves, 24 de enero de 2008
El Lebrijano
Más de treinta discos avalan ya la carrera artística de El Lebrijano. En ellos ha demostrado dominar el arte ortodoxo, tanto en los palos festeros como en los sobrios, pero también se ha revelado como uno de los innovadores del cante. Ha acercado al flamenco otros estilos musicales como la ópera (en Ven y Sígueme, con la colaboración de Manolo Sanlúcar) o el cante por galeras (en Persecución), y sobre todo la música árabe, intentando encontrar la unión entre el flamenco y la música de los que habitaron España durante ocho siglos (Encuentros, Casa Blanca).
El Lebrijano pertenece a una familia flamenca plagada de artistas: la de Perrate de Utrera. Es sobrino de El Perrate, hijo de la Perrata, hermano de Pedro Peña y ahijado de La Niña de los Peines, considerada por El Lebrijano como la mejor cantaora de todos los tiempos. Se inició en el circuito de los tablaos como guitarrista, acompañando a bailarines como la Paquera de Jerez, al mismo tiempo que cultivaba el cante. Tras ganar el Concurso de Mairena de Alcor en 1964, enfundó casi definitivamente la guitarra y siguió acompañando al baile, pero esta vez con su cante. Entre otros, cantó durante varios años para Antonio Gades.
Tanto crítica como público coinciden en considerar a El Lebrijano como uno de los mejores cantaores de su generación, por su voz, su conocimiento del estilo ortodoxo y su capacidad para innovar. También ha sido reconocido por las grandes figuras de la profesión, con las que ha colaborado: Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Enrique de Melchor, Paco Aguilera, Juan Habichuela, Pedro Bacán... Es, en definitiva, un artista completo y principal que ha marcado pauta. En 1994 recibió la Medalla del Trabajo
El Cabrero
José Domínguez El Cabrero es una de las personalidades más significativas que ha dado el flamenco en los últimos 25 años. Sólo dos cantaores han sido definidos como "fenómenos sociales", debido a su impacto en los públicos más diversos: El Cabrero es uno de ellos. Su genialidad, talante, personalidad, postura vital y su compromiso con el cante sin aditivos y con los grandes temas que preocupan a la humanidad, hacen de él una figura única e irrepetible del cante jondo.
Basa su repertorio en los palos más duros del flamenco, como la soleá, la seguiriya, las tonás y su cante se caracteriza por su sobriedad, fuerza, autenticidad y por una apabullante personalidad que le permite recrear los estilos legados por la tradición imprimiéndoles su apasionado temperamento.
El Cabrero inicia su andadura en 1972, con La Cuadra de Sevilla, en gira por España, Francia, Italia y Suiza. El éxito obtenido lo conduce a realizar, poco después, una serie de recitales en Suiza y Francia, pero, esta vez en solitario, el debut sería en el Théâtre de l'Atelier de Ginebra, en marzo de1973.
En 1975 graba su primer disco. En 1980, ya con una enorme popularidad en su haber, gana dos Premios Nacionales en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba -por Soleá y por Malagueña- y su figura se hace habitual, año tras año, en todos los grandes festivales de Andalucía.
En los años 90 participa en grandes festivales de World Music y de Jazz compartiendo cartel con artistas como Chick Corea o Gilberto Gil. Peter Gabriel lo incorpora a su gira USA/93, y realiza giras anuales en los principales teatros de Francia y Bélgica, interviniendo en programas estrella de televisión francesa y suiza como Nulle Part Ailleurs, Etoile Palace o Rebus.
Pastor de cabras desde la infancia, El Cabrero sigue ejerciendo ese oficio, que se niega a abandonar, pese a ser, desde 1980, la figura del Cante Jondo más solicitada por los organizadores de festivales y uno de los artitas flamencos de mayor proyección internacional.
Ha grabado 17 discos de Flamenco y uno de Tango rioplatense, "Sin remache", que ha sido toda una revelación
jueves, 17 de enero de 2008
Fosforito
Historia
Fosforito es uno de los grandes maestros del cante, dueño de una carrera artística en constante mejora, a pesar del insuperable comienzo: ganador en todas las modalidades en el I Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba (1956). Entonces sólo contaba 24 años, pero llevaba mil batallas y ferias en las que se había ganado la vida cantando por unas monedas. Desde que saltó a la fama ningún público ni premio se le ha resistido: posee todos los galardones más importantes del cante flamenco: Premio Nacional del Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez (1968), II Compás del Cante (1985), Premio Pastora Pavón (1999)...
Curtido en ferias, tablaos, espectáculos itinerantes junto a otros grandes como Juan Valderrama o Manolo Caracol, Fosforito ha sido precoz y preclaro en algunas ocasiones: fue el primero en grabar el cante por taranto, al menos bajo ese nombre, y pionero también en apoyar los primeros discos de Camarón de la Isla.
Las grabaciones de Fosforito, entre las que destaca la Selección Antológica del Cante Flamenco (1971; reeditado en 1992), con Paco de Lucía, constituyen un auténtico tratado de técnica. Pero al respecto hay que tener en cuenta la opinión del propio Fosforito: la técnica se aprende, pero el alma es intransferible, "se queda con el que ha hecho el camino", y sin alma no hay flamenco. Francisco Hidalgo escribió una biografía de este cantaor en el libro Fosforito, el último romántico.
Fosforito ha sido el merecedor de la IV Llave del Cante (2005) por su labor de dignificación y universalización del flamenco, la revitalización de estilos en desuso, la relevancia de sus aportaciones creativas y un absoluto dominio de todos los estilos.
martes, 15 de enero de 2008
Mi equipo
Empezando por la izquierda. Arriba: Pablo, Victor, Agustin, J.J., Cristian, A.Cazorla, Mariano, Felix ( el mister). Abajo: Grosso, Hueso, Paco, Carlos, Moi.
Este es un gran equipo, el cual juega para su ciudad y por una gran pasion motivado siempre por llegar a ser un equipo ganador y luchador.
U.D. Marbella Futbol Sala Infantil B
Canelita
Canelita nace en el barrio La Bajadilla en Algeciras, La isla Verde ,árabe, el puerto en donde desembarcó a su llegada a Andalucía, Zyryab, el músico iraquí , inspirador del cante jondo . Allí en La Bajadilla , en las mismas calles en donde alumbró su arte genial maestro Paco de Lucía, Canelita, aún un chiquillo , descubre que posee el don de la voz. Y allí le puso el cantaor, Morenito de Illora, el nombre de Canelita. Allí le escuchamos, sentado en el peldaño de una escalera frente a su casa entonando los sonidos negros de los cantes viejos. Canelita respira fandangos y bulerias, sus cantes preferidos , pero tambien rumba y tangos.
martes, 8 de enero de 2008
Palos del Flamenco
MALAGUEÑAS
Federico García Lorca decía que la malagueña era: "de gentes con el corazón en la cabeza!..."
La malagueña, que tiene el mismo ritmo y la misma estructura del fandango o verdial de que procede, fue uno de los cantes preferidos de los cantaores del siglo XIX. El Canario, la Rubia, el Niño de San Roque, Concha la Peñaranda, el Alpargatero, Juan Breva, Chacón, la Trini, Fosforito y otros astros menores hicieron del cante malagueño su bandera, poniendo cada uno en el estilo facetas nuevas, diferenciadoras de su personalidad. Entre estos prodigiosos especialistas de la malagueña, tiene un sitio muy destacado Enrique el Mellizo. Tanto, que dio a la malagueña un nuevo estilo; el estilo que hoy se conoce como malagueña del Mellizo. ¿Y en qué consisten estas malagueñas? Muy sencillo; en que el Mellizo aglutinó a su cante algún tercio del Polo de Tobalo.
El fandango es uno de los cantes más generalizados del folcklore del Sur. Su origen antiquísimo quizás pueda buscarse en las cantiñas que, en los siglos que siguieron a la expulsión de los árabes, se extendieron por todas las provincias de Andalucía.
En alguna de estas provincias, el fandango, sin perder demasiado sus características esenciales, adquirió una fisionomía, una personalidad claramente diferenciada, surgiendo así los diversos estilos de Málaga, Granada, Lucena, Alosno, Huelva, etc.
Por otra parte, el fandango no sólo tomó carta de naturaleza en Andalucía, sino que también arraigó en otras regiones españolas, y, como baile -baile en tres por ocho y de ritmo claro-, llegó a alcanzar envidiable hegemonía en la España goyesca de los primeros años del ochocientos.
Como hemos dicho antes, muchas de las provincias andaluzas tienen su fandango: Málaga, Huelva, Alosno en Granada y Lucena de Córdoba. Entre estos estilos, los más trascendentales son los de Lucena y los de Huelva. Estos últimos, son cantes entre ingenuos y maliciosos, siguiendo la construcción del fandango clásico en cuanto a estructura, pero su melodía es original y personalísimaEl origen racial de los tientos se ha prestado a las más encontradas opiniones. Mientras algunos teóricos aseguran que los tientos constituyen un cante genuinamente gitano, traído por las primeras caravanas nómadas que se afincaron en España y que cantaban y bailaban apoyados rítmicamente en el antiguo "son" de la tradicional tambura de Oriente, otros tratadistas afirman como indudable su ascendencia árabe, apoyándose para su proposición en cierta similitud de compás que los tientos tienen con algunas danzas moras.
Nada más lejos de mi ánimo que hacer de juez en esta controversia; lo que sí dire es que los tientos, melódicamente y tal como hoy se cantan, acusan gran semejanza con ciertas modalidades de las soleares, y que, como baile, es de grandeza dramática casi ritual, en la que la dignidad de los gestos, la plástica de la actitud, evoca un sentimiento de litúrgica expresión alejado en sus giros y movimientos de todo contorsionismo, de cualquier prurito virtuosístico.
El Marruco, viejo cantaor gitano que tuvo gran prestigio en su tiempo, fue quizás el primer famoso especialista de los tientos. Más tarde, el célebre Manuel Torres, el cantaor gitano de más rajo o emotividad expresiva que se recuerda, el que, según la frase poética de García Lorca, "tenía tronco de Faraón", hizo de los tientos uno de sus estilos favoritos, ganando definitivamente para este cante la mejor popularidad.
El más genuino canto y baile, y el más conocido por el público mayoritario. Brazos expresivos y pies ligeros; recato y un punto de picardía en los movimientos; flexibilidad -lenta la cintura, ágil el paso- en el garboso giro; ingenuo y malicioso, insinuante y huidizo, el cambio; éste es el baile. El cante es fino, sugeridor, intencionado, y en sus diversos estilos antiguos nos trae el recuerdo de una Sevilla personalísima que vivía cara al mundo ofreciendo al asombro y al amor de todos -¡el embrujo de Sevilla!- la fisionomía única de su espíritu inmarchitable.
Entre estas antiguas sevillanas, las más populares son las denominadas sevillanas corraleras. Porque las sevillanas corraleras han nacido en esos barrios que, como Triana, la Macarena, San Bernardo, La Feria y la Alameda, han dado a Sevilla su más típica y personal fisionomía. Barrio de casitas con tejados bajos y balcones policromos, rebosantes de macetas con flores; de casitas ingenuamente pintadas de azul, de rosa, de verde o blanca cal andaluza, y que albergan, a lo más genuino del pueblo sevillano. Y es aquí donde surgieron las sevillanas corraleras, sevillanas ácidas como las aceitunas, con el calor del vino de Sanlucar, en las que la melodía se olvida algo de su innata finura para adentrarse en un mundo mas abigarrado.
SIGUIRIYAS
La siguiriya contiene en su entraña el misterio trágico del alma gitana. El largo y hondo quejido en que se estremece concreta la atávica tristeza, la dramática emotividad de la trashumante raza.
Sus ayes, sus trenos, sus melismas vibran agotadores, frenéticos y desolados como expresión desgarrada de lo irremediable. Canta penas sin posible consuelo, heridas que nunca cerrarán, delitos sin redención humana.
Sobre el origen de las siguiriyas también existen discrepancias teóricas. Unos afirman que "algunas formas de la siguiriya proceden de las tribus gitanas que en el siglo XV se establecieron en España". Otros aseguran que la siguiriya no es pura creación gitana, sino que está integrada por una toná andaluza llamada playera -indudable vulgarización de plañidera- y que los gitanos aprovecharon para la formación y desarrollo de su estilo emocional interpretativo.
Tambien se ha abogado -concretamente "Medina Azara", seudónimo del escritor israelita Máximo José Kahn- por el origen hebreo de la siguiriya. Esta opinión ha sido rebatida rotunadamente por Manuel García Matos -ilustre folklorista, al que ya me he referido-, el que, luego de revisar los principales cantos litúrgicos sinagogales, afirma rotundamente que no existe concomitancia alguna entre las melodías de los cantorales semitas y "la siguiriya o cualquiera otras formas del arte flamenco".
Sea o no sea la siguiriya de raíz gitana, lo cierto es que los cantaores gitanos -exceptuando los payos geniales: Silverio y Chacón- han sido siempre sus más altos mantenedores, y a ellos se debe, al Fillo, al Nitri, al Planeta, a Manuel Molina, a Manuel Torres y a tantos más, la enorme diversidad estilística que existe de este cante grande y jondo entre los jondos y grandes.
Según algunos teóricos, para proclamar el origen árabe del tango flamenco, no hay sino comparar su ritmo monótono, uniforme y lento -tan distinto de los complicados contraritmos de las palmas gitanas- con el compás simple de algunas danzas moras. De todas maneras, esto es insuficiente, y para muchos, fuere cual fuere su génesis, la historia del tango flamenco -que se bailó mucho antes que naciera la bulería- se reduce a su natural evolución como estilo al pasar por las distintas épocas y sus diversos cultivadores. En este aspecto puede decirse que el melos de las soleares ha ejercido sobre él gran influencia, hasta el punto que muchos proclaman el tango flamenco como un derivado de la soleá.
Como se ha dicho antes, el tango flamenco es pausado, y como baile, en sus actitudes y en sus gestos tiene -como los tientos- la fisonomía trascendente de una danza ritual.
Las características de su plástica parecen evocar la mímica oriental, y en su marcado sensualismo, y la expresividad del movimiento de los brazos, nos hace pensar en una civilización y un arte al que nos ligan poderosas raíces.
La soleá está reconocida y proclamada por muchos eruditos folkloristas y músicos como el máximo y primtivo estilo matriz de los cantes flamencos. Y si tenemos en cuenta que el principio fundamental o iniciador y sustentador de toda música ha sido siempre el ritmo, veremos que tal teoría en verdad no es desacertada, ni siquiera demasiado exagerada, ya que la rítmica soleá de baile -de la que tantos y tantos cantes rítmicos se han segregado- se remonta en sus orígenes mucho más lejos en años de lo que puede alcanzar la tan difícil, ardua y llena de trampas, investigación folklórica andaluza.
En principio, parece ser que la soleá, aunque naturalmente cantada, tenía el baile como objetivo esencial. Su letra constaba de sólo tres versos, era movida de tiempo y la melancolía del melos se atenuaba por el dinamismo del compás. Escrita en tono menor, modula luego al relativo mayor.
Estas son las características principales de la antigua soleá de baile, que hoy conocemos con el nombre de soleariya.
Más tarde, los especialistas que cultivaban la soleariya fueron adornando los tercios, alargando y retardando el compás, dando más triste expresividad a la interpretación y, por fin, ya con cuatro versos en la letra, surgió la soleá cantada, la soleá grande, que de Triana, su cuna, pasó a los Puertos, a Jerez y a Cádiz, para que la cantara el Julepe, el Chaquetón, la Parrala, la Sarneta, Paquirri, Joaquín el de la Paula, y todos los grandes cantaores del siglo XIX, los que, prestándole el diferenciado sello de su personalidad, le forjaron su amplia y varia fisonomía estilística.
Para mas informacion y mas cantes pongo la pagina aqui abajo.
http://members.tripod.com/%7Evalme/palos3.htm